Los trastornos de la conducta alimentaria son enfermedades potencialmente graves pero que si son detectadas de forma precoz, y tratadas de forma intensiva, la evolución puede ser muy positiva. Existen dos tipos principales, la anorexia nerviosa y la bulimia. Ambos son más frecuentes en mujeres aunque también podemos encontrarlo en varones.
La anorexia consiste en una negativa a la ingestión de alimentos generalmente condicionada por una alteración en la percepción de su propio cuerpo. Como consecuencia de ello se produce una pérdida de peso y en las mujeres desaparece la menstruación. Los pacientes suelen hacer mucho ejercicio como mecanismo para aumentar la pérdida de peso, y en algunos casos recurren a la autoprovocación de vómitos. Generalmente, la paciente suele mantener oculta su enfermedad durante bastante tiempo, intentando comer en solitario, ocultándose para vomitar y disimulando la pérdida de peso. Es importante un tratamiento precoz, que en casos muy grave requerirá un ingreso, si bien la mayor parte de casos pueden mejorar con un intenso tratamiento psiquiátrico y psicológico ambulatorio.
La bulimia se caracteriza por la presencia de episodios de ingesta de gran cantidad de comida en un corto periodo de tiempo. Estos episodios se denominan atracones y en ocasiones se acompañan de vómitos auto-provocados con la falsa esperanza de perder peso. Generalmente, los atracones ocurren en solitario y pueden permanecer ocultos durante muchos años. Además no suele existir una importante pérdida de peso lo que ayuda a que pase desapercibido. Aparecen conductas compensatorias de los atracones como los vómitos, el ejercicio excesivo, o la restricción alimentaria.
Es necesario un tratamiento farmacológico y psicoterapéutico para conseguir la remisión del cuadro